Canto la atareada hormiga
Que se afana con su miga,
Y se empeña con su brizna,
Y de industrioso alquitrán se tizna
O de ácido agresivo se avinagra
En el ardor que a su labor consagra.
Y la consabida cigarra del apólogo,
Que a pleno sol deflagra,
Poniendo en su monólogo
Una mecha a la pólvora de oro del calor
Y un cascabel al gato del amor.
Y el abejorro borrachón de miel,
Que tine una amapola por tonel.
Y la sensible araña que junto al piano
Teje a ocho agujas su ñandutí liviano.
Y el escarabajo magnífico, inmundo
Y redondo como el mundo.
Y la avispa exaltada que lacera
El seno pálido de la pera.
Y el grillo
Con su sencillo
Violín
De negrillo
Saltarín.
Y la mariposa sentimental
Que de flor en flor lleva su tarjeta postal.
Y la mosca molesta
Que insiste a la siesta
En la nariz funesta
Del pedante que contra mi buen humor protesta.
Leopoldo Lugones.